e.

Fragmento de algo que está tomando forma (2)

1/12/10 by e.



Aparece él. Y te cambia el mundo. El no te quiere “para coger”, te quiere para “hacer el amor”. Pero vos ya estás pasada de vuelta y no te das cuenta. Y la cagás. O lo que es peor, decidís hacerla bien, mejor que nunca, como si él, un completo desconocido, mereciera tu confianza. Es evidente que no aprendiste nada, que los consejos de mamá y papá ("nunca hagas caso a los desconocidos”) no los escuchaste. Pero vos te maravillás igual: te enamorás de su alegría, de sus reacciones, sus chistes, de verlo jugar con tu mascota. Sabés que tus amigos no lo van a bancar, que tu familia sigue enamorada de tu ex, que tus amigas quieren que sigas sola (porque ellas también están solteras y si conseguis en menos de 2 semanas un nuevo "futuro-novio" se les va la cabeza) y quieren ir de joda, y de ser posible de viaje de egresados!. Pero aparece él, que resultará ser tan pelotudo como todos, pero al principio no te das cuenta, porque sentís que ya sanaste y que estás de vuelta. La pelotudez femenina se la debemos a Disney... los principes y las princesas no existen. Y si existieran, vos y yo, seríamos las brujas feas. 
Pero éste pibe te encanta, te lo repetis todo el tiempo y no podés creer que te hable de amor después de coger. Éste pibe no es de los comunes, de los normales, del montón. Éste pibe no duerme por la noche y se dedica horas y horas a darte placer y vos no lo podés creer. Y al terminar te dice cosas bellas y ahí te das cuenta que ¡ese es su problema! Por ahí no se da cuenta que las cosas lindas las tiene que decir para "convencer" antes del acto y no después. Por ahí no se dio cuenta que para el sexo todo bien, pero el amor te mata, sobre todo cuando no se hacen cargo. Pero al poco tiempo le sacás la ficha, él empieza con sus mambos, con sus fantasmas y te das cuenta que es la reencarnación de tu puto karma, que es la sumatoria de todos los enfermos de los que ya te enamoraste y que ya te dejaron. Entonces… depresión. Hasta que aparece otro, de la nada, que no conoces, que siquiera por foto viste. Aparece uno que te promete cuidarte, alegrarte y brindarse al 100% pero solo por 1 día. 24 horas de amor. Y contás las horas, querés que sea el sábado ya, querés ir a bailar, querés el punchi-puchi al que siempre te resististe. Querés verlo y conocer a tu alma gemela de 24 horas y te preguntás lo mismo de siempre, lo mismo que te pasó con todos al momento de dejarlos atrás por otro nuevo: ¿cómo puede ser que un completo desconocido sepa lo que necesito más que él? ¿acaso nunca me escuchó? Y no, los hombres no escuchan: asienten con la cabeza (con cualquiera que tengan).
 Y si, te sorprendés, porque ni vos sabés lo que querés. Y caes en la cuenta que todo lo que tocás se convierte en mierda.

(continuará)




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